La suerte de tener a ávidos lectores como amigos es que nos obligan a salir de nuestras lecturas habituales e incursionar en territorios desconocidos.
Hoy, gracias a mis colegas más oscuros, traemos a un grande entre los grandes: H. P. Lovecraft.
El relato escogido y relatado por J.D. Martín es «Dagón»,
uno de los primeros que escribió este maestro en su edad adulta.
Escribo esto bajo una fuerte
tensión mental, ya que cuando llegue la noche habré dejado de existir. Sin
dinero, y agotada mi provisión de droga, que es lo único que me hace tolerable
la vida, no puedo seguir soportando más esta tortura; me arrojaré desde esta
ventana de la buhardilla a la sórdida calle de abajo. Pese a mi esclavitud a la
morfina, no me considero un débil ni un degenerado. Cuando hayan leído estas
páginas atropelladamente garabateadas, quizá se hagan idea -aunque no del todo-
de por qué tengo que buscar el olvido o la muerte.